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Ética de las distancias cortas


Mi amigo N dice que echa de menos una presentación de cada contribuyente del blog. He de decirle, mirando sus grandes ojos azules, que el misterio es un grado y no pienso desvelar nada sobre mi vida lobuna...de hecho, para preservar mi intimidad he creado  un alter ego: me imagino que vive en Valencia. Edad, estatura y ubicación fraternal medianas. Bastante corriente, ya veis…

Últimamente, esta individua habla mucho de todo este asunto de los afectos, las relaciones y los pactos que establecemos. Esto es lo último que ha escrito:

Querida Virginia,

Sigo con mis conversaciones: la diversidad de interlocutores que encuentro es enorme y  las diferentes posturas muestran desde  una simple curiosidad  o morbo por conocer experiencias diferentes hasta un  verdadero cuestionamiento de las propias.  En todo caso es interesante meterse en este jardín y siempre se saca algo valioso…

A veces me molesta que el debate se centre exclusivamente en la reivindicación de libertad o diversidad sexual y echo de menos un cuestionamiento de nuestra manera de querer. Dejar de hablar de “amor libre” y hablar de “amor bueno”…

(“¿bueno?”…¿el bien y el mal, ahí, entre cervezas?…¿será síntoma del “rigor moral” que caracteriza a mi alter ego, según mi amigo C…?)

“Verás, Virginia: una búsqueda rápida de la “ética del amor” en google me remite a debates teológicos; no sirve. Lo intento con “derechos afectivos”: se han acuñado así las necesarias reivindicaciones del mundo LGBT, pero no busco eso. ¿Dónde están estipulados los derechos y libertades de la persona amante-amada? Asumiendo que entablar nuevas relaciones personales a todos los niveles es la más importante vía de crecimiento personal… ¿es posible que no estén escritos en ningún sitio…?

Pues aquí va una propuesta:

-          Libertad de mirada.
-          Derecho a la seducción.
-          Libertad de caricia y de roce.
-          Derecho a la sorpresa.
-          Libertad de sonrisa.
-          Derecho a la intimidad (éste ya existe, pero en las distancias cortas no se cumple…)
-          Derecho a la excitación por causa ajena (virtual o física).

En el mundo en el que vivimos no se van a reconocer nunca, pero en nuestros pequeños mundos podríamos empezar a respetar y exigir que se cumplan estas normas de comportamiento. El amor que se da y se recibe así es mucho más bonito y más amplio. Nos hace más libres y nos permite querer a los demás con una distancia necesaria, esa que no es transferible ni negociable y que nos hace ser lo que somos.”

Pues razón no le falta… no sé si dejar que este personaje siga por esta senda,  la veo muy lanzada y en dos días publica un códice…;-)

Lametones juguetones.

Aúuuuuuuuuuuuuuuuuuuhhhhhh…..
--
Virginia Looba

1 comentario:

  1. Querida Virginia,

    Tu Alter ego piensa cosas interesantes... esto podría dar para todo un taller de esos que luego cuelga en acta un tal Oscar que ambas conocemos.

    Juntemos nuestros pechos peludos en un abrazo lujurioso.

    Tuya (y de mí),

    Simone de Barba

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